Carta del matador de toros Héctor de Avila a Juan Pablo Bailleres

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Soy Hector de Avila el torero que le brindó el sexto toro lidiado en el certamen MÉXICO BUSCA UN TORERO. Felicidad, abundancia y amor fue lo único que le brinde ese día para equilibrar un poco el sacrificio de un toro bravo, para que se acuerde quien soy.

Le escribo desde mi inconformidad como integrante del ejército taurino que usted comanda, y hablo de un ejército por que me encuentro preparado para jugarme la vida el día que se me llame como si en realidad estuviese en listado para ir a la guerra; dado los resultados del certamen me ha dado el puesto más bajo que se pueda tener en este listado de 80 hombres que tiene a su consideración para jugarse la vida cada que usted quiera, me dirijo a usted como líder absoluto de la fiesta de los toros y responsable de la situación actual del toreo en México y me expreso abiertamente para decirle las cosas que no ve, que no ha querido ver o que no le han querido decir, el espectáculo taurino esta muriendo, se encuentra en terapia intensiva y sin medicamento, hace algunos días se debatía en Puebla la prohibición del espectáculo y todos los profesionales se sumaban a defender dicho acontecimiento, en lo personal no hice nada por defender lo de Puebla por que estaría siendo incongruente con mi forma de pensar, como voy a defender algo que ni siquiera se está defendiendo desde dentro.

De todas las estructuras taurinas que están debilitadas voy a escribir desde mi trinchera.

Apareció este certamen, todo el mundo taurino grito de felicidad por saber que existía un torneo, una competencia y que de ahí pasarían los mejores 40, y en mi interior pensé, esto le va a servir a la fiesta para que el líder de este negocio tenga una baraja de toreros preparados para dar la cara en cualquier plaza, cualquier cartel y eso sin duda va a interesar a los públicos y hará que el aficionado se vuelva a meter a la plaza ya que el comentario de muchos de ellos es que ya han visto no se cuantas veces a los mismos de siempre; tiene a 80 soldados de su bandera mexicana viviendo de pan y agua por que en lo personal no vivo de esto y hablo de estar a pan y agua por que soy torero y se lo celoso que es el toro, que si un día dejas de entrenar te cobra la factura el de las patas negras, por que en el momento que te pones a trabajar para buscarte la vida y dejas de pensar en el toro las 24 horas del día, se deja de ser torero y es muy difícil pasar esa línea de fuego que exige el toro cada tarde para que exista esa comunión entre ambos, por eso me sigo considerando torero aunque viva de migajas, que hay veces que pasan meses sin verle la cara a un toro y uno tiene que estar preparado física, espiritual y mentalmente para cuando se le llame a jugarse la vida, estar preparado por que cada que el toro sale por la puerta de toriles el sigue teniendo sus 5 años, sus puntas y sus 500 kg o al menos así debería de ser para que el torero no pierda esa mítica y que se vuelva a ganar el lugar y el respeto de héroe, por que a ese ritmo pocos son los que creo que aguanten 40 corridas al año, sin trampas, de verdad, de saber que si un toro con esa catadura te agarra te mata y que si le puedes y lo terminas toreando la gente en el tendido va a dejar de estar en su celular para ver lo que esta pasando ahí en ese momento de arte efímero, incluso soy tan congruente con todo lo que le digo que quizá a ese ritmo a mi solo me alcance para jugarme la vida de verdad unas 12 tardes al año, eso es lo que pido y en lo que puedo justificarme, por que se a lo que huele el cloroformo, tengo tres cicatrices en el cuerpo y sé lo que duelen y con mucho orgullo las llevo como medallas en mi cuerpo, se el respeto, la ética y la dignidad que implica enfundarse el traje de luces por que lo he manchado con mi sangre, así que el que lo quiera ver el resurgimiento de la fiesta es ese, quitarse de comodidades echar al toro en su reglamento y poner a los toreros que de verdad están dispuestos a ponerle la barriga a ese tipo de toro del que le hablo y no estar viviendo del cuento y toreando a la gente, hoy con las calificaciones del certamen me da a entender que soy de los últimos de su ejército, confío en las decisiones que usted tome por que en esto mis maestros me enseñaron que se respetan las jerarquías y al ser usted la jerarquía suprema acepto y obedezco lo que usted decida, pero si le suplico que no me deje morir de hambre como a un compañero que casi muere de hambre afuera de la Plaza México por pedir una oportunidad, no tire a la basura a sus mejores soldados, quiéralos, conózcalos, motivelos, deles la oportunidad de vivir de esto por que muchos otros compañeros y yo que sabemos que no nos rendimos estamos aquí, esperando a que le llegue la iluminación para que pueda ver aquello que pasa en las filas menores.

Gustavo Mares