La última voluntad del gran taurino Gonzalo Martínez de la Fuente, ‘Don Gonzalo’, quien dejó de existir el pasado jueves a la edad de 93 años, se cumplió. Aficionado ‘de hueso colorado’ a la tauromaquia pidió que sus restos dieran una vuelta al ruedo en la Plaza México, lo que sucedió al filo de las tres de la tarde.
Con una urna que contenía las cenizas del aficionado, apoderado, empresario y, sobre todo, amigo de toreros y ganaderos, la familia de don Gonzalo recorrió el redondel del coso más grande de mundo. Ese, que Martínez de la Fuente ayudó a inaugurar en calidad de torilero la tarde del 5 de febrero de 1946; ese al que ‘religiosamente’ acudía todas las mañanas de domingo para presenciar el sorteo y al que volvía por la tarde, así lloviera o relampagueara; el mismo al que regresó incluso después de que un toro brincó al callejón y le causó serias lesiones en la mano izquierda.
Uno de los momentos más emotivos durante el recorrido fue cuando pasaron justo frente al burladero que solía ocupar don Gonzalo desde hacía muchos años. Hubo quienes no pudieron contener las lágrimas.
Sobre el futuro de las cenizas de Gonzalo Martínez, la familia analiza dos posibilidades: Que descansen por siempre en la Iglesia de San Agustín en Polanco o bien, en la hacienda en la que se ubica la ganadería familiar.
Se sabe que la balanza estaría ligeramente inclinada hacia el lado de la finca.
Por lo pronto, seguramente allá arriba don Gonzalo, además de estar viendo toros, estará contento que su última voluntad se pudo llevar a cabo.
