ADIEL ARMANDO BOLIO
A lo largo de la historia del toreo se han efectuado corridas o faenas, ya sea en festejos menores o mayores, bajo tremendos aguaceros y hacerlo en esas condiciones es verdaderamente complicado, a la vez de peligroso, tanto por la irregularidad del terreno como por la falta de confianza para pisar con firmeza el enfangado ruedo, pero cuando ya se hace en una auténtica alberca es algo imposible de verdad.
Por ello, si torear es difícil, por todas las cualidades que un torero debe tener para hacerlo, ahora en situaciones fuera del control humano es, sin duda, punto menos que viable.
Un ejemplo de ello es lo que intentó Arturo Macías con el quinto toro en la Feria de Zacatecas cuando quiso lidiar bajo un telón de agua que no dejaba verlo bien. De ahí el mérito para hacerlo.
Foto: Efrén González