El valiente novillero Diego Garmendia convalece con su familia en la Ciudad de México, luego de la grave cornada penetrante de vientre que sufrió hace unos meses en Monterrey y que le mantiene con colostomía. ‘El lunes voy al hospital y salvo algún cambio de último momento me operan el martes para dar por concluido el tema de la colostomía’, dijo con decisión.
A Garmendia ya le ‘urge’ volver a vestir el traje de luces. Reconoce que su ‘bautizo de sangre’ fue más doloroso de lo que esperaba. ‘Yo sabía que tarde que temprano me iban a pegar la cornada, pero no me imaginé de qué magnitud. Ya me habían agarrado mucho los novillos, pero es que para triunfar en esta profesión hay que arrimarse. No hay otro camino’.
Considera Garmendia, hidrocálido por adopción, que su valor se mantiene intacto. ‘Pero tendré esperar a que me pueda volver a poner delante de una becerra’.
Aunque no quiso adelantar la noticia, aseguró que ya tiene una novillada en puerta, pero todo dependerá de la recta final en su rehabilitación.